Estimados seguidores: Iniciamos una secuencia de publicaciones de diversos escritos que el maestro Armando Sánchez Málaga redactó en vida. En algunos casos, los textos fueron publicados y, en otros casos, quedaron en pleno proceso de elaboración. Consideramos que se trata de información valiosa y que constituirá una contribución académica de importancia para los interesados. El primer texto que compartimos se titula "Iconografía musical barroca en el Perú". La última revisión que el autor hizo de este texto está registrada el 17 de abril de 2017. El texto ha sido separado en tres partes y hoy se publica la primera. Únicamente se ha introducido modificaciones de formato para su publicación.
ICONOGRAFÍA MUSICAL BARROCA EN
EL PERÚ
Armando Sánchez Málaga
(1929-2017)1
Introducción
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ICONOGRAFÍA MUSICAL EN EL BARROCO AMERICANO
Nuestros
artistas plásticos
en
América trabajaron con modelos
flamencos, españoles e
italianos
traídos por los artistas europeos o los provenientes de las estampas religiosas que en grandes cantidades llegaban de los Países Bajos, Italia
y Francia, principales exportadores de esas publicaciones.
El historiador de
arte peruano Francisco Sztasny
informa que en Colombia el español
Baltasar de Figueroa, padre y maestro de importantes pintores colombianos, dejó “seis libros de vida de santos con
estampas para la
pintura”,
además
de 1800 estampas sueltas y “un libro de Arquitectura”. Ese material era utilizado en
el famoso taller que
estableció la familia Figueroa.
En varios países de nuestro continente existían
importantes talleres de pintura, algunos de
ellos conformados por familias de muy buenos
artistas. Esos talleres atendían la gran demanda de cuadros
por parte de las iglesias, de tal manera
que los jefes de taller se convierten en verdaderos directores de empresa, como fue el
caso del pintor cuzqueño Basilio Pacheco.
Para la historiadora
española Rosario Álvarez, la iconografía en
Latinoamérica encierra una gran
riqueza
y variedad de imágenes, que
muestran múltiples facetas de la música: religiosa y profana; erudita
y popular; vocal e instrumental; a la
que
se suma la vistosidad de la danza. Además
en ellas
están representados instrumentos y escenas de la
vida
musical nativa, mestiza, criolla y europea.
El estudio
de esta iconografía nos permitirá
apreciar el papel desempeñado por la música en la vida artística, intelectual, religiosa y
civil en nuestros países
durante
el
Barroco;
al
aportarnos datos visuales insustituibles,
que las fuentes documentales
o los
propios instrumentos
conservados no pueden proporcionarnos, aunque sirvan para complementar
la información.
En resumen, como señala el historiador Ramón
Elías
Mujica, “el arte virreinal se inspira en los modelos
visuales de las metrópolis, pero nuestros pintores indígenas, mestizos y criollos, terminaron
modificando muchas de estas composiciones para
subvertir y adaptar la iconografía europea al contexto
condicionante del orden social, religioso y
político virreinal”.
Se produce así un proceso
de sincretismo artístico producto de la combinación de temas, personajes y procedimientos sonoros
y plásticos peninsulares y locales. Al lado de guitarras y laúdes,
pueden
aparecer instrumentos nativos como flautas, arpas,
charangos, e
instrumentos de percusión como
marimbas de origen africano y otros instrumentos
de percusión.
Asimismo, se
observa que los músicos son representados como santos,
ángeles o diablos.
Santa
Cecilia
es
organista; los ángeles tañen
las violas o el laúd, instrumentos apolíneos; los
diablos, la guitarra, probablemente
con la función rítmica y
para crear sonoridades de carácter
dionisiaco.
Las escenas
musicales tienen valor artístico, histórico y musicológico, y son
una herramienta importante
para
comprender la relación plástica- musical en la cultura
de la época.
El material está ordenado en tres grupos. En el primero, se incluyen las obras pictóricas de los artistas
peruanos y residentes europeos de
formación académica. En el segundo,
las que
muestran características originales locales.
En
el tercero, los dibujos
del
cronista Felipe
Guamán
Poma
de Ayala insertados
en su informe al Rey titulado “Nueva Crónica
y buen Gobierno” y las colección de
acuarelas del obispo Baltazar Jaime
Martínez Compañón reunidas en el llamado “Codex
Trujillo” o “Códice Martínez Compañón”, que nos
ofrecen valiosa información
sobre la vida musical
tradicional y popular del Perú durante el período virreinal.
En ambos casos se trata de un arte ingenuo de características
similares al realismo pictórico “naif” que realizaron algunos
pintores franceses
en los primeros años del siglo
XX.
Algunos de los cuadros se encuentran ubicados en la Catedral
de Lima y en otras
iglesias de nuestra
capital, como San Pedro y La Merced, así como
también en Iglesias de Cuzco,
Arequipa,
La Paz y Santiago de Chile. Otros, en museos y publicaciones locales.
PRIMER GRUPO
Aproximémonos
a
la
iconografía musical
barroca con la presentación del primer grupo de
imágenes: la pintura de los artistas
europeos residentes y
locales de formación académica.
En la “APARICIÓN DE LA VIRGEN EN
EL CORO DE LA
IGLESIA DE LA MERCED” del pintor limeño Juan Jayo de la
segunda mitad del S. XVIII, que se encuentra ubicado en el Convento
de la Merced de Lima, la
música es el marco destacado
de la escena.
La figura central es la Virgen acompañada de un sacerdote mayor y cuatro dignatarios eclesiásticos que escuchan, sin duda, un concierto coral que nos hace recordar el Retablo de Isenheim del pintor alemán Matthias Grünenwald con su Concierto de Ángeles, del cual hizo una hermosa lectura sonora Paul Hindemith en su tríptico sinfónico Matías el Pintor.
En el cuadro
de
Juan Jayo distinguimos además a un
grupo de frailes ingresando al
coro; dos arrodillados
y dos
de pié con gestos de sorpresa. En el centro, adelante, un facistol con un antifonario y atrás, un
atril, ambos rodeados
de ángeles.
A la derecha un ángel sentado frente
al órgano de diez
grandes
tubos y dos grupos de
ángeles cantando en ambas sillerías. Atrás, al centro, la
Virgen rodeada de santos sentados
en las sillerías
de los costados.
Para el pintor
e investigador Juan Manuel Ugarte
Eléspuru, “la escena representa el momento en que, habiéndose
quedado dormidos y llegado tarde a los oficios
matinales, los frailes
se encuentran maravillados por
los ángeles que han tomado sus
puestos
bajo la
presidencia
de la
Virgen y varios otros santos. (…) Julián Jayo logra
una obra de singular frescura,
dominada
por
blancos nítidos sobre
los
sienas predominantes
de la sillería coral”.
En la “SANTA CECILIA” del Convento de la Merced de Lima del pintor limeño Pedro
Díaz, contemporáneo de José Gil de Castro, nuestra patrona
de la música aparece sentada al órgano posando de costado, sin pulsar las teclas
y mirando
hacia lo alto; mientras atrás
y arriba emerge de una
nube
la cabeza de un ángel con los ojos cerrados. Observemos
que
el sillón es un mueble de salón,
ajeno al ambiente religioso de la escena.
Está inspirado en el ícono
tradicional del personaje con influencia
flamenca.
Lo curioso
es la minuciosidad en la escritura musical
de la partitura colocada
en el atril
del
órgano,
debajo de la cual se distingue claramente la firma del pintor.
Nótese la similitud en la mirada y la posición de las manos de Santa Cecilia en el famoso cuadro del maestro florentino Matteo Roselli “SANTA CECILIA CANTA Y TOCA EL ÓRGANO ACOMPAÑADA POR DOS ÁNGELES”.
En “DAVID TOCANDO EL ARPA”, del mismo autor, el anciano profeta vestido de un manto
de oro recamado, tañe el arpa delante de un gran libro,
con la mirada hacia lo alto. Al fondo, se observa un cortinaje de color carmesí. Esta pintura fue pintada
para hacer juego
con la de
Santa Cecilia,
que
tratada en igual forma, se
conserva en el mismo
salón capitular.
Esta obra, según
Ugarte Eléspuru, recuerda
el
retrato de Alejandro
VI por el Pinturicchio en la Sala Borgia del Vaticano.
“LA CORONACIÓN DE LA
VIRGEN” de Bernardo Bitti se encuentra en
la Iglesia de San Pedro de Lima. El sacerdote jesuita y notable
pintor italiano llegó a Lima en 1575 y falleció en la misma ciudad en 1610. Bitti es considerado uno
de los pintores más
importantes del continente durante el período barroco. Manierista tardío,
dejó numerosas obras en
Lima y en provincias, particularmente en Cuzco
y Puno, así como en Bolivia.
Este cuadro de amplias dimensiones es considerado
el más importante pintado por el artista. Se aprecia
en ambas esquinas inferiores grupos de músicos;
los de la derecha
tocan laúdes, los de la izquierda,
violas da gamba. Es notable la composición y la armonía plástica del cuadro; la posición y actitud de los músicos de acuerdo al instrumento que tienen
en sus manos. Para el historiador Francisco Stastny, esta pintura “encanta por su diseño rafaelesco y por la alegría y la belleza de los ángeles músicos que contiene”.
La “IMPOSICIÓN DE LA CASULLA A SAN IDELFONSO”
(1636) de Leonardo Jaramillo se encuentra en el
Convento de los Descalzos de Lima. El pintor nacido
probablemente en
Sevilla, residió
definitivamente
en Lima a partir de 1635 luego de permanecer en
1619 en Trujillo y Cajamarca.
(Detalle) En su cuadro se aprecia en la
esquina superior izquierda a
una organista de visible aspecto mundano. Observen
su mirada y el vestido que deja desnudo el hombro izquierdo. La música pulsa una tecla con el pulgar y una segunda con el
índice de la
mano derecha,
aparentando un contacto poco
frecuente en las representaciones de
las organistas. La acompaña
un grupo de ángeles,
en el que destaca una flautista,
dos parejas de cantantes y una
arpista.
Debajo, aparece un
segundo grupo de ángeles que parecen deslizarse en el aire
danzando y portando la corona para la
imposición.
Es un bello
cuadro
de
composición equilibrada
y colorida, sugerente movimiento y sonoridad.
“TAURO” de Leandro Baxssano se encuentra en la
Catedral de Lima, donde existe una serie
de óleos
sobre los signos del zodiaco atribuidos a este autor,
miembro
de
una nutrida familia de pintores
italianos que destacaron en los siglos
XVI
y XVII.
Tauro muestra en el primer plano a la izquierda a un cuarteto musical integrado por una
dama que
toca la viola da gamba, otra
que pulsa el laúd y una tercera, aparentemente cantante,
con una partitura sobre sus faldas.
De pié, aparece un joven tocando la flauta traversa. Al lado derecho, una
pareja danza.
Según Ugarte Eléspuru, el cuadro de estilo
veneciano, pudo ser pintado en Praga, cuando el
autor participaba de la suntuosa vida
cortesana. Nuestra lectura sonora sugiere una música tenue
y cortesana, que acompaña a la pareja danzante.
LOS LIBROS DE CORO DE LA CATEDRAL DE LIMA
En el Archivo del Cabildo Metropolitano de Lima se
conservan 42 grandes libros o antifonarios, de los
cuales cuarenta contienen cantos llanos y
dos son obras polifónicas, escritos en “notación cuadrada”
y en pentagrama, que se colocaban en el fascistol.
Estos libros fueron copiados
en Lima por iniciativa
del arzobispo
Lobo Guerrero. Para
ello, trajo en 1615 a Francisco de
Páramo, peninsular que había
copiado veinte libros para la Catedral de Bogotá. Páramo no pudo cumplir el encargo, pues falleció
en diciembre del año siguiente.
Más tarde aparecen firmas de
Christorus
Muñoz
(1625),
Francisco Llaguno (1739),
Cárdena (1760),
Pobeda (1761),
Fray Antonio Contreras (1763) y Diego de Córdova,
quien
firmó
siete.
Están escritos
en pergamino, adornados en su mayoría con motivos florales y frutos e iluminados con colares vivos. (Ver
apéndice al final)
Su uso en los oficios se alternaba con partituras
polifónicas (una con obras de Guerrero y la otra de Palestrina) ambas
con signos
de haber
sido utilizadas cotidianamente. Las autoridades arzobispales insistieron,
en
más
de
una oportunidad, en la adopción del canto llano en los oficios de Semana Santa en los que se excluyó el
uso de instrumentos.
En 1689, Melchor de Liñán, arzobispo
de Lima,
dispuso en el mismo sentido “que sólo canten Los Psalmos, antífonas, capítulos,
versículos y Responsorios
de dhas oras, como están en el
breviario Romano, y en la misa sólo Lo que manden Las santas ceremonias de ella, sin
introducir otro algún canta”.
Sesenta y cinco años
después,
en 1754, el también
arzobispo de Lima,
Barroeta y Ángel, publicó un edicto en el que prohibía que se tocaran o cantaran en las iglesias minuetos, arias
y demás canciones profanas o teatrales, explicando lo siguiente:
“El Canto que desde la primitiva Iglesia, siendo común á todo fiel, fue un solemne modo de
celebrar los Divinos Oficios, pasó de su primitiva simplicidad
a una
más armoniosa composición,
y
después de haberse limitado en el
cuarto siglo a solo los Eclesiásticos, por disposición del Concilio Leodicense, el gran Gregorio compuso el firme, que tomó su nombre, con la gravedad, y decoro de su Autor”.
En primer lugar, observamos la “PÁGINA
INTERIOR DE UN LIBRO DE CORO ILUMINADO CON RICA
DECORACIÓN”.
“ORACIÓN INTRODUCTORIA
CON CÁLIZ EUCARÍSTICO”.
“COLOFÓN” de Antonio Contreras y, al lado derecho, el “CAPITAL O” y el
cordero con el libro del apocalipsis cerrado
con siete sellos.
El “CAPITAL G” con ornamentación morisca y abajo la firma de Diego
de
Córdova.
Firma de Diego de Córdova (1617)
“CANON A 4 VOCES EN LIBRO DE POLIFONÍA” de Francisco Guerrero.
(Ver apéndice sobre algunos de los libros mencionados)
Palestrina y un fragmento de su “KYRIE A 4 VOCES” del mismo.
SAN GREGORIO MAGNO de autor anónimo se
encuentra en la Bóveda de la Capilla de Loreto de la Casona
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
El dibujo del dicho Pontífice está encabezado con la leyenda: “GREGORIUS M. DOCTOR ECLEITE”.
Al igual que en otros de sus retratos, aparece la paloma, representación
del Espíritu Santo,
acercándosele, mientras el Pontífice
escribe
rodeado de libros.
“LA CORONACIÓN DE
LA VIRGEN”
de Bernardo
Bitti, obra que se encuentra en el Convento
de la Merced del Cuzco. Este es un segundo cuadro con el mismo
tema del citado pintor.
Apreciamos a los
costados de la Virgen dos grupos
de músicos: a la izquierda, el conformado por una pequeña trompeta de
madera, una pequeña
arpa y un órgano. A la derecha, un laúd, una
viola da braccio y un arpa.
1 La última revisión que el autor hizo de este texto está registrada el 17 de abril de 2017. El texto ha sido separado en tres partes, respetando el contenido original. Únicamente se ha introducido modificaciones de formato para su publicación.