lunes, 10 de abril de 2017

Educación musical para todos

EDUCACIÓN MUSICAL PARA TODOS


Entrevista hecha al maestro Armando Sánchez Málaga como parte del Ciclo de Conferencias 1998-1999 que organizó el Grupo de Trabajo en Cultura del Congreso que dirigía la congresista doctora Martha Hildebrandt.

¿Cómo nace nuestra disposición por la música?
En los primeros meses de la vida los estímulos rítmicos, la voz de la madre y la música que lo rodee, contribuirán al desarrollo de la sensibilidad auditiva y motriz del niño. Pero es luego en la escuela donde deberá tener la oportunidad de iniciar su educación musical.

Generalmente por la música clásica
La afición y el gusto por la música clásica no tiene por qué excluir el gusto por la música popular o las músicas tradicionales. A todas ellas se debe acceder desde niño, especialmente en un país multicultural y multimusical como es el Perú.

El Perú tiene una rica historia musical.
Los antiguos peruanos hicieron de la música parte importante de su vida. Nazcas y mochicas fueron músicos destacados. Tocar y cantar debió ser parte de la educación de grandes sectores de la población. A los españoles no les fue difícil reclutar niños cantores, "seises", para sus coros catedralicios ni formar instrumentistas locales para sus servicios religiosos y fiestas palaciegas.

¿Y cuándo es que la música se industrializa?
El famoso compositor y director de orquesta norteamericano Leonard Bernstein criticaba la transformación de la música en una industria que alcanza proporciones incalculables en los países desarrollados y que extiende ahora sus tentáculos por todo el orbe. El comercio de la música se ha convertido en uno de los aspectos relevantes de la sociedad de consumo. Mozart, por ejemplo, se convirtió en "Best seller" con el éxito de una película y con una avalancha de discos y homenajes que aunque justos, fueron pretexto también para hacer buenos negocios. Un crítico austriaco calculó en esa ocasión que, si Mozart hubiera podido cobrar los derechos de autor por las ejecuciones de sus obras en conciertos a través de la radio y la televisión y las ediciones discográficas en todo el mundo, podría, por ejemplo, adquirir toda Austria metro por metro y además, todas las casas existentes en ese país.

En esta era de la globalización, ¿cuál es el espacio que dedicamos para la música?
Es un hecho que el hombre vive hoy rodeado de música y que no puede prescindir de ella. Buena o mala la tenemos a la mano, privilegio y tormento que no tuvieron nuestros abuelos. Hoy sobran los enlatados, antes eran escasas las oportunidades en vivo. 
En el siglo XIX y hasta las primeras décadas del nuestro era frecuente encontrar en la sala de casa un piano para que lo tocaran las señoritas de la familia  en las reuniones familiares y sociales. La música en familia era cosa de mujeres, como el bordar y cocinar. Los hombres de mi generación, que nacimos sin televisión y computadoras, y que hemos sido testigos del desarrollo de la industria del sonido, desde el disco de 78 revoluciones por minuto hasta el actual disco compacto, probablemente podemos apreciar mejor lo que significan estos avances tecnológicos. Y deberíamos tratar de utilizarlos mejor.

¿Han cambiado nuestros gustos musicales?
En cualquier momento, en nuestras casas o en el automóvil, podemos escuchar desde música de la Edad Media, incluyendo el sereno canto monódico gregoriano, los románticos trovadores del siglo XIII como Adam de la Halle, o a Guillaume de Machault, el representante más importante del Ars Nova del siglo XIV, o a Carlo Gesualdo, el torturado manierista en las postrimerías del Renacimiento, es decir los grandes monumentos de la historia de la música, para no citar a los barrocos, la mayoría de cuyas obras siguen siendo redescubiertas en nuestro siglo, pasando por los tres grandes clásicos: Haydn, Mozart y Beethoven, la enorme lista de románticos del siglo XIX, lo más avanzado de la música de nuestro tiempo, además del rico repertorio de aquella que hoy se conoce como "World Music", o música del mundo, que es también un rico manantial de goce musical.

¿Es bueno cantar en coro?
Cantar en coro, y todos podemos hacerlo, es una de las experiencias musicales más gratificantes. El canto colectivo debería ser estimulado desde la niñez hasta la vejez. Los músicoterapeutas conocen bien sus efectos benéficos.

De esta forma, ¿se podría apreciar en rigor la música?
La apreciación musical debería ser materia central del programa de música en los colegios, y, de ser posible, un curso en los estudios generales de las universidades. Los centros de estudios superiores tendrían que organizar coros y conjuntos instrumentales y organizar conciertos didácticos.

¿Es recomendable la improvisación?
La improvisación es una técnica composicional en muchos pueblos africanos, asiáticos y americanos. En la música indo-malaya ciertas fórmulas rítmicas y melódicas pueden desarrollarse en verdaderas orquestas de "gamelanes". Las mujeres culinas improvisan textos sobre melodías tradicionales. La improvisación es un método de enorme importancia para la educación musical.

¿Podría hablarnos acerca de la música en el cine?
A menudo se ha recurrido a la música de los compositores del pasado (barrocos, clásicos y especialmente románticos) para sonorizar, ambientar o subrayar el contenido dramático de las películas. Hay ejemplos de los más variados. Desde el simple y a veces discutido gusto o capricho del director o el responsable del sonido, hasta el hallazgo feliz y buen conocimiento o cultura musical del cineasta. Recordemos entre estos últimos la elección que hace Visconti del Adagietto de la 5ª Sinfonía de Gustav Mahler, hermoso ejemplo de intimismo post romántico, para su película "Muerte en Venecia". O la utilización en "2001, odisea del espacio" de la fanfarria inicial de "Así habla Zaratustra", poema sinfónico de Richard Strauss con amplia gama sonora, empuje armónico y potencia sonora. El mismo 2º movimiento del Concierto Nº 21 para piano y orquesta de Mozart no desentona con la frescura idílica de la película "Elvira Madigan" (1967) del sueco Bo Widerberg.
Un extraordinario ejemplo de utilización de la música de los grandes compositores en el cine, nos la ofrece Ingmar Bergman en "Hacia la Felicidad" (1950). El cineasta escoge a una joven pareja de músicos y a un maduro director de orquesta provinciano para exponer su discurso  sobre la vida y la felicidad.